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Posts Tagged ‘deconstrucciòn’

Acabo de terminar la última novela de Saramago dedicada al personaje bíblico de  Caín. Me apresuro a registrar varias impresiones. Creo en primer lugar que se trata de un ejercicio de decosntrucción en el sentido derridiano del término, es decir, un  ejercicio que busca poner en evidencia los «injertos» o inconsitencias del discurso bíblico, para lo cual Saramago pone a Caìn  a vivir varios presentes, es decir lo hace (gracias a las licencias de la ficción) testigo de varias de las escenas más recordadas en la cultura cristiana, como por ejemplo el cuasisacrificio de Isaac,  la torre de Babel, la destrucción de Sodoma y Gomorra y el arca de Noè. En cada uno de estos episodios, Caín  comprueba la maldad intrinseca del Dios Jehovà. Asì por ejemplo en el caso de Sodoma y Gomorra se horroriza al descubrir que Dios asesina sin compasión a los niños de las dos ciudades malditas.

Recordemos qué hace la deconstrucción: lee lo que no está en la superficie del texto, lee un silencio en particular: el de las oposiciones que el texto no explicita y propone la inversión de esas oposiciones. En el caso bíblico, Saramago nos muestra que el libro sagrado, el libro escrito por dios es en realidad un libro cualquiera, escrito por los hombres a su acomodo. Muestra que la bondad de Dios para con un pueblo es su maldad, que la verdad absoluta de la palabra de Dios ees en realidad la verdad relativa inventada por ciertos hombres para ciertos propósitos, etc.

Me parece que otro rasgo interesante es que la novela está escrita en un tono de relato mítico, aunque desde la voz de un narrador contemporáneo de lo más irónica que se queja por ejemplo que se llame ciudad a Nod, el paraje al que llega Caín en su primera etapa, pues apenas si había allí, unas cuantas chozas, nada de automóviles o autobuses o semáforos, como si….

En tercer lugar, creo que lo que hace Saramago es recrear el arquetipo del iconoclasta, el  hombre que se enfrenta y devela toda «verdad», toda inconsistencia de la autoridad. Es asì como después del ardid con el que Caín logra bloquear el proyecto de Dios de repoblar la tierra tras el el diluvio universal, los dos se enfrentan en un largo debate, con lo  que por lo que se sugiere en el relato será de nunca acabar.

Esto último me hace pensar que Caín no es más que el propio Saramago, el iconoclasta, el hombre siempre atento a las inconsistencias, siempre dispuesto a denunciarlas, empeñado en ajustar cuentas a Dios o a todo sucedáneo de Dios, algo que ya había hecho Andy DeEmmony (sólo que con otro esquema narrativo) en su película Jucio a Dios (God on trial) de 2008 en la que,  aprovechando la tradición judía de discutir sobre Dios, un grupo de prisioneros judíos en Auschwitz deciden poner a Dios en el banquillo.

«En este drama escrito por Frank Cottrell Boyce y dirigido por Andy DeEmmony. Consciente de que su exterminio es inminente, los presos intentan dar sentido a su destino, llevando a Dios a juicio. ¿Cómo es posible que la deidad, que ellos llaman el Todopoderoso, abandone su pueblo elegido en su hora de necesidad?
Mientras el sonido de los presos que se marcharon a las cámaras de gas se dispersa a través de las paredes, el juicio se inicia. Las cuestiones planteadas durante el proceso de investigación son extremadamente difíciles y muy complejas, y como se acerca la hora, mientras ellos también se enfrentan a la muerte a manos de sus captores, los prisioneros reflexivos finalmente llegan a un veredicto»

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