¿Tiene la literatura algún rol relevante en los escenarios creativos contemporáneos?
Este texto corresponde a la ponencia presentada para el I Encuentro de programas de creación literaria y escrituras creativas, Bogotá 24-27 de marzo, 2015
Constituye una de las síntesis más claras del trabajo investigativo reflexivo de JAR sobre los destinos de la palabra literaria en tiempos digitales.
Introducción.
Hace más de 20 años, Alvin Kernan en su libro: «La muerte de la literatura» (1996), anunciaba el rezago de la literatura romántica y modernista frente a las condiciones de una sociedad que iba dejando atrás, cada vez más globalmente, las formas de producción fondistas, para entrar de lleno en lo que algunos autores anunciaban ya como la era posmoderna. El llamado de Kernan era de doble índole. De un lado, planteaba la necesidad de encontrar maneras de conservar los tesoros y valores literarios clásicos y modernistas (que se habían visto atacados casi hasta su disolución por una feroz crítica relativista y deconstruccionista), pero, de otro, y más centrado en las posibilidades de la producción literaria, Kernan pedía a los creadores un arte literario más acorde con estos tiempos posmodernos.
Ha corrido mucha agua bajo el puente desde entonces y no solo se han consolidado los procesos de globalización y de posmodernización, sino que el ambiente socio técnico (especialmente por la irrupción avasalladora de Internet) se ha transformado dramáticamente, poniendo en escena lo que algunos autores han denominado una eclosión mediática sin precedentes, la cual ha venido afectando no solo el destino, sino las formas de hacer y entender la literatura.
Estas transformaciones han obligado a repensar todo el sistema literario (Aguirre, 1997). El lector se ha convertido en lectoespectador (Mora, 2012) e incluso en lector-espectador- internauta (García Canclini, 2009), configurando toda una cultura post lectora (Piscitelli, 2009). Buena parte de la actividad académica que antes se dedicaba exclusivamente al estudio de la literatura ha seguido el camino más global, más estratégico, de los estudios culturales que consideran la obra literaria una práctica social más y no el centro de la cultura. El libro ha dejado de ser el principal soporte de contenidos y sus sucedáneos han generado prácticas y formas de producción y creación inéditas que han cambiado definitivamente el paisaje artístico y cultural. La novela ha dejado de ser la forma de ficción privilegiada y tiene cada vez más que competir con artefactos como los videojuegos y las nuevas formas audiovisuales e interactivas. El proceso de des hegemonización de las formas escriturales que comenzó con el advenimiento y crecimiento del cine y de la televisión se extendido, gracias al poder de los nuevos dispositivos interactivos.
En este ambiente, lo creadores literarios se ven enfrentados a tres alternativas: o mantienen y defienden formas tradicionales de hacer literatura, con el peligro de «aislar» definitivamente la práctica literaria, o migran y/o mutan a otros escenarios más vinculados con las posibilidades que han abierto las nuevas condiciones socio técnicas, o reinventan finalmente el ejercicio literario, incorporando, a su modo, los contenidos, las problemáticas y las formas expresivas mismas de la sociedad contemporánea.
- Novela, posmodernidad y cibercultura.
Una mirada retrospectiva de los estudios y prácticas de la llamada literatura posmoderna ha permitido aclarar que dicha literatura con su pretensión carnavalesca (promoción de lo indecidible, de la fragmentación, de la ironía, del pastiche y de la hibridación) y su búsqueda de una doble productividad (de la actividad co-creativa del lector), configuró una estética que consiste en simular el carnaval y la performance, sin lograr ponerlos en escena real, debido a que desarrolla sus estrategias en un dispositivo inadecuado (el texto lineal soportado en libro y una comunicación, la escrita, que es esencialmente una comunicación en diferido, y por lo tanto alejada de la performance de tiempo real como tal).
En efecto, los nuevos dispositivos digitales interactivos permiten más naturalmente la realización concreta de los propósitos posmodernos. Las exploraciones posmodernas, al restringirse al espacio de la ficción impresa, si bien constituyen imágenes de algo irrealizable en ese medio, pero deseado como posibilidad, son claros ejemplos de cómo la literatura se vio forzada a trabajar contra su medio. Podemos considerar muchas de las obras posmodernas como ficciones interactivas que operan bajo las limitaciones impuestas por la imprenta. La ficción digital, en cambio, logra sin esfuerzo aquello que los escritores experimentales sólo conseguían con grandes dificultades. Así, el medio electrónico proporciona un nuevo conjunto de técnicas para transmitir la tensión (explorada y prevista por la ficción impresa) entre la corriente lineal de la narración y la serie de pensamientos asociativos provocados por ésta. La escritura electrónica, no finge al autor múltiple o al lector participativo: los exige. La ficción digital en fin, reelabora, reevalúa y potencia técnicas que ya había desarrollado la ficción impresa (Bolter, 2006).
Todas estas circunstancias nos permiten afirmar, a modo de síntesis, que es bajo un nuevo dispositivo técnico (ciberespacio), enunciativo (hipertexto) y cultural (cibercultura) como se pueden realizar mejor y más eficazmente muchas de las anticipaciones, deseos y figuras del programa posmoderno de la escritura; lo cual no quiere decir que los hallazgos de la estética posmoderna no puedan potenciarse y hasta capitalizarse para un ejercicio más tradicional, como veremos más adelante.
- La ficción literaria. Una más entre muchas.
Es en el marco de este orden de ideas que se hace legítimo y necesario hablar de otra relativización de la literatura: considerarla como una más de las artes de la ficción. Siguiendo a Schaeffer (2002) y su planteamiento de los dispositivos ficcionales, la literatura haría parte de ese tipo de arte, el arte de la ficción, que se caracteriza por proponer efectos de inmersión a un lector que se dispone a aceptar un juego en particular, el juego del «como si». De este modo las
ficciones, según Schaeffer, garantizan sus tres funciones fundamentales; generar algún tipo de conocimiento (función cognitiva), generar gusto por el relato (función estética) y generar efectos de re figuración (función trascendente).
Schaeffer propone siete dispositivos ficcionales, cada uno de los cuales dispone un vector de inmersión (juego «como si» particular) y exige a su vez una postura de inmersión (implicaciones del lector o usuario). Los tres primeros dispositivos son quizá los más utilizados por las ficciones literarias (como si estuviera escuchando un narrador, como si estuviera escuchando las palabras y actos de habla de las personas protagonistas del relato, como si pudiera acceder a la mente de alguien). Los otros cuatro dispositivos se alejan de las posibilidades de la literatura: como si estuviera viendo algo real (pintura, fotografía), como si estuviera viendo- escuchando algo real en movimiento (cine, animación), como si estuviera observando un acontecimiento real (teatro), como si estuviera manipulando los acontecimientos (ficciones digitales interactivas).
- Literatura amplificada, literatura transmediada, literatura enriquecida.
La literatura, es cierto, ha desarrollado y cualificado a lo largo de varios siglos de práctica sociocultural sus estrategias de ficcionalización, llevando a niveles insospechados su particular poder de representación en complicidad, claro, con lectores que han aprendido a actualizar en su mente con mucha habilidad las imágenes de mundos posibles propuestos por el texto literario; sin embargo su apuesta a esa pragmática tan dependiente del proceso comunicativo escritura/lectura la inhabilita para incorporar procesos y efectos de percepción que otros medios han venido afinando recientemente como los que describe Scheaffer: la imagen, la animación audiovisual, la presentación de acontecimientos y la interactividad tecnológica. Es lo que Julia Kristeva alguna vez denunció como la falsa volumetría de la novela (Kristeva, 1974).
Para Kristeva la pretensión fallida de la novela de dar cuenta de la totalidad de lo real (pretensión volumétrica, según sus palabras) inaugura.lo que ella llama el espacio curvo de la comunicación. En efecto, la novela no presenta, no puede presentar la realidad (imposibilidad volumétrica), así que la re-presenta (espacio curvo), esto es, usa una plataforma que de manera indirecta (escritura, lectura, entonces actualizacion mental del mundo posible sugerido) expone la realidad, muy en la línea escolástica de promover el esfuerzo mental antes que la experiencia perceptiva. La reivindicación contemporánea de la imagen y la sofistificacion tecnológica de los sistemas de presentación perceptual (Bolter, 1998), sin embargo, han vuelto a poner sobre la mesa las posibilidades de la presentación volumétrica (articulación de morfológicas como la palabra, la imagen fija y en movimiento, el audio, etc.) en un camino que, es la promesa, debería conducirnos a la realidad virtual; y esto abre la necesidad de pensar otra literatura, abre todo un campo de posibilidades intermediales e interdiscursivas que quiero desplegar a través de tres conceptos.
De un lado, el que se ha empezado a denominar como “literatura amplificada o expandida” y que consiste en afinar la mirada y en ampliar los marcos conceptuales de lo literario para empezar a incluir crítica y creativamente como “literarias” producciones de otros ámbitos como los cómics, las novelas gráficas, las hipernovelas, los videojuegos, los weblogs y en general los
artefactos que expanden el poder de lo ficcional, a través de distintas plataformas y medios. Esta alternativa implica extender la noción tradicional de lo literario hasta hacerla coincidir plenamente con lo que Scheaffer llama lo ficcional, es decir, implica entender la literatura como la ficción en general, implica entenderla como expresión volumétrica.
En segundo lugar, y para abordar el problema que consiste en rehacer (deconstruir) el discurso literario en función de las potencias comunicativas, técnicas y estéticas de los nuevos medios, propongo el término «literatura transmediada”, que tiene en el concepto de “trasvase cinematográfico” un antecedente imprescindible, pero relativo a la hora de asumir esas transformaciones. Re-mediar, hiper-mediar, trans-mediar y crear colectivamente son apenas cuatro de las derivaciones necesarias de este ejercicio que exige una capacidad inter discursiva e inter semiótica y una mirada práctica interdisciplinar que favorezca esa otra expansión de lo literario: su adaptación a la potencia de los medios interactivos.
Finalmente propongo el término “literatura enriquecida”, para cubrir esa literatura que capitaliza los hallazgos técnicos, estéticos y cognitivos de los nuevos medios en el ejercicio tradicional literario y que tiene aquí, de nuevo, un antecedente en la fuerza influenciadora de lo cinematográfico sobre la práctica narrativa literaria, pero que va más allá, hacia la búsqueda de nuevas potencias creativas y críticas para la escritura literaria tradicional, a partir de lo que emerge de la práctica estética concreta que se deriva de la comunicabilidad interpelativa de los nuevos medios.
Quizá la mejor ilustración de lo que aquí llamamos literatura expandida es el festival Kosmopolis que bienalmente realiza en Barcelona, España, el Centro de cultura contemporánea. En la presentación de su página web, se lee:
En Kosmopolis la literatura es la protagonista en todas sus vertientes: apostamos por un concepto de literatura amplificada, en todas aquellas manifestaciones de la palabra –oral, impresa y electrónica– que erosionan las divisiones entre géneros, asumen la evolución de los soportes de lectoescritura y sortean las sucesivas muertes anunciadas.
Desde su primera edición, Kosmopolis ha reunido a escritores, poetas, filósofos, cientificos, músicos, cineastas, dramaturgos, cuentacuentos, dibujantes de cómic, guionistas, periodistas, actores, bibliotecarios y editores dispuestos a debatir sobre temas clave de nuestra actualidad y a celebrar un discurso universalista, una fiesta para emancipar lectores, estimular la mutación del canon, agitar los géneros, interactuar con las ciencias, navegar en lenguas y revisar mitos, tradiciones e identidades (http://www.cccb.org/kosmopolis/es/projecte)
Como se ve aquí, hay claramente una actitud que aprovecha de algún modo el nicho literario para abrir desde allí, desde el prestigio de lo literario, la práctica cultural a campos diversos. Lo amplificado es estratégico, es un modo de «sortear la muerte de la literatura» estableciendo alianzas con prácticas que, aunque técnica y materialmente diferentes, tendrían en común la textualidad, entendida de un modo amplio (evolución de los soportes de lecto/escritura).
Palabra oral, impresa, electrónica y más recientemente, palabra audiovisual se juntan en Kosmopolis, se hibridan, se auto reconocen y dialogan de forma extensa.
Para ilustrar el concepto de literatura transmediada, quiero exponer brevemente, con su excusa, mi propia obra. Escribí mi ópera prima, la novela Gabriella Infinita, al final de los años ochenta (trabajaba entonces, tanto en el frente teórico crítico como en el artístico, la noción de posmodernidad).y la publiqué en 1994, convencido precisamente de haber logrado una obra posmoderna.. Al final de aquel año tuve la oportunidad de conocer los planteamientos de George Landow sobre hipertexto y me di cuenta de que Gabriella debía ser un hipertexto.
Hacia el año 96 emprendí la tarea de reconvertir la novela en hipertexto y dos años más tarde, gracias a una beca del ministerio de cultura, ya como productor, reuní un equipo junto con Carlos Torres, para transformarla en hipermedia. El testimonio de su creación (el.artículo Del texto al hipermedia) fue incorporado a mi Tesis Doctoral: El Relato digital. Una vio la luz en el año 2000 y la otra en el 2002.
Con el aprendizaje de la re-mediación (adaptación a hipertexto-media de una obra literaria) de Gabriella, emprendimos la tarea de desarrollar ya no una obra digital a partir de una obra literaria, sino un hipermedia desde sus condiciones intrínsecas (proceso de hipermediación como tal). El resultado fue Golpe de gracia en 2006, que tuvo un subproducto literario: La novela El infierno de Amaury,
El siguiente reto, fue construir y dinamizar una plataforma ya no para albergar una obra, como para facilitar la intervención creativa de usuarios, es decir,para elevar el nivel de participación de los usuarios desde lo que Ryan (2004) llama interactividad selectiva a una interactividad participativa y creativa. El resultado de este trabajo recibió el nombre de Narratopedia, plataforma para la creación digital colectiva, la cual ha venido funcionando desde el año 2010. Al final del 2013 en el marco de una investigación sobre inteligencia colectiva, desarrollamos un ejercicio de transmediación de un texto literario, curiosamente un fragmento de Gabriella infinita (Atrapados) que se convirtió a la vez en (web)cómic, en videojuego y en juego de rol. Con esto alcanzamos quizá un final de ciclo que cubrió sucesivamente cuatro formas de desarrollo de obras digitales interactivas: re-mediación, hipermediacion, creación colectiva y trans-mediación.
Quiero ilustrar ahora el concepto de «literatura enriquecida», refiriéndome finalmente a tres jóvenes autores españoles de reciente reconocimiento, que han emprendido obras muy vinculadas a las prácticas mediáticas contemporáneas. Uno es Jorge Carrión autor de una trilogía novelesca conformada por las obras Los muertos (2010), Los huérfanos (2014) y Los turistas ((2015). En Los muertos, Carrión ofrece un texto escrito al modo del lenguaje de las teleseries, con tema y reflexión sobre este género televisivo, ambientado en un escenario ligeramente futurista, muy influenciado por prácticas culturales contemporáneos como las redes sociales, el medio del espectáculo y una geopolítica compleja.
Otra obra que puede incluirse en este marco es Alba Cromm, de Vicente Luis Mora (2010), novela que incluye el chat, el blog, el correo electrónico y la dinámica de las redes sociales, como parte y extensión del marco narrativo propio: una investigación de un caso de pederastia (relato policiaco). La obra de Mora presenta así, una serie de materiales que completan la historia y añaden nuevas perspectivas, es decir, desarrolla una estructura expandida por otros contenidos complementarios, Además, como aparece reflejado en el blog (ficticio, claro) que escribe la protagonista, los lectores (reales, claro) pueden acceder al universo ficcional de Alba Cromm a través de la novela y, posteriormente, dirigirse a las entradas del blog para descubrir
matices del personaje, o convertirse también en protagonistas del relato. Esta heterogeneidad del material (además del.blog de Cromm, también esta disponible el blog de Luis Ramírez el otro protagonista), obliga al lector a adoptar los códigos de cada discurso, y de algún modo a abandonar los moldes de los géneros literarios para optar por el zapping.
Finalmente quiero mencionar la novela Providence de Juan Francisco Ferré. Una novela que adopta la estructura del videojuego (las partes se llaman niveles, por ejemplo, como las partes de los muertos de llaman temporadas)) así como su lenguaje y una temática bastante truculenta que la aproxima a las dinámicas híbridas de la eclosión mediática contemporánea. En Providence, un director cinematográfico se ve obligado a trabajar por primera vez en su carrera a partir de un guión que no es suyo. Pronto descubrimos que el guión original se basa en una novela rusa que a su vez habla del caso enigmático de un videojuego con el que la desesperada dirigencia soviética de los años de la disolución trataban de ganar la mente de sus ciudadanos, trabajando así uno de los mitos sobre los videojuegos, según el cual, estos artefactos tienen el poder,, más que otros, incluidos la literatura y el cine, de arrobar el alma y la mente de sus usuarios. Pero aún más: en la novela se da que el videojuego sigue circulando clandestinamente ahora en Estados Unidos, en un ambiente que pronto convierte la novela , en una de sus tantas facetas, en thriller de espionaje deliciosamente truculento. La novela, según el propio autor, responde a una manera (muy posmoderna por cierto), de sobrevivencia literaria: si la novela no tiene nada que hacer frente a artefactos ficcionales como el cine o el videojuego, si puede hacer de este hecho su tema y su reto estético . Providence y la obra de Ferré, en general, se configura así como una versión contemporánea de la literatura del agotamiento, propuesta y desarrollada en los años 70 por John Barth (1967)
Conclusión
Ya podríamos responderle a Kernan, aunque no tengamos obligación de hacerlo. ¿Cómo conservar lo literario? No encerrándolo en bibliotecas, no destrozándo en aburridas clases, no trivializándolo en festivales y espectáculos varios, sino transmediándolo, llevando sus potencias a los artefactos y escenarios donde hoy es posible dinamizarlo, expandirlo. Al fin y al cabo, la literatura, con su larga historia es la mejor fuente de ficciones y problemas de lo humano que alguien pudiera encontrar. ¿Cómo hacer literatura para nuestros tiempos? Renovando el imperativo posmoderno de incorporar en el ejercicio propio, aquello que parecería su enemigo natural: los hallazgos técnicos, estéticos y cognitivos provenientes de otras prácticas culturales, de otros dispositivos ficcionales.Y/o ampliando la práctica y expandiendo la noción de lo literario de modo que coincida con la más general de ficción contemporánea en tiempos de eclosión mediática.
He dejado intencionalmente por fuera de este análisis otro de los componentes del sistema literario: su enseñanza. No quiero, no puedo, exponer aquí una propuesta concreta (aunque sí debo aclarar que estamos trabajando en este asunto en mi Universidad), no es tan sencillo como incluir estos temas en el currículo de los programas de escrituras creativas o abrir nuevos programas especializados, no. Por eso quiero terminar con el relato de dos anécdotas. Las quiero dejar ahí, aquí, para que ustedes saquen sus propias conclusiones.
La primera proviene de una entrada del blog del escritor mexicano Jorge Volpi de principios del año 2011, titulada «Una modesta propuesta educativa». Allí Volpi propone que la única manera de recuperar el interés por la literatura entre los jóvenes es ponerla a dialogar con otras formas
de la ficción, y para ello plantea la necesidad de cambiar la asignatura de Literatura por la de Ficción contemporánea. La pregunta que nos deja Volpi es tan sencilla como inquietante:
¿quién está preparado para impartir esta asignatura?
La segunda anécdota me gustaría llamarla: «Secretos de un poema escrito en una servilleta». En una reciente conferencia que tuve el honor de impartir en el Master de literatura creativa de la universidad Pompeu Fabra, en Barcelona España, uno de los estudiantes me dijo lo siguiente: «transmediar literatura implica mucha parafernalia técnica, en cambio yo puedo escribir un poema casi en cualquier momento, casi sobre cualquier superficie, no necesito más que una imagen o una situación inspiradora y ya». Lo único que se me ocurrió decirle fue que las cosas no son tan sencillas como parecen. En realidad, detrás de lo que hay al escribir un poema sobre una servilleta es toda esa parafernalia técnica, cultural y hasta económica en qué consisten los procesos de alfabetización: ¿cuánto tiempo, dinero, historia, cuántos dispositivos institucionales no han tenido que moverse para que alguien despliegue un ejercicio poético sobre una servilleta? No se trata de autonomía, de genialidad individual, sino de un esfuerzo social y colectivo que hemos invisibilizado.
Claro, esta imagen sirve también para mostrarnos cuánto falta para que los nuevos paradigmas creativos, que pasan seguramente por una consolidación de la creación colectiva como valor, se hagan naturales, es decir, valiosos y necesarios: cambios en las estrategias de alfabetización (Gutiérrez, 2008), formación de nuevas subjetividades (Eldwell, 2013),, nuevos paradigmas educativos (Amador, 2014), políticas adecuadas y desarrollo compatible de la innovación (Medina, 2007) y un largo etc, que se haría arduo enumerar.
Referencias (en orden de aparición en el.texto)
Kernan, Alvin (1996). La muerte de la literatura. Caracas: Monte Ávila, 1996
Aguirre R., Joaquín María (1997) La incidencia de las Redes de comunicación en el Sistema literario. Espéculo, nº 7, Dpto. Filología Española III (Universidad Complutense). https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero7/sistemal.htm
Mora, Vicente Luis (2012). El lectoespectador. Barcelona: Seix Barral
García Canclini (2009). Lectores, espectadores e internautas, Gedisa, Barcelona Pisciltelli, Alejandro (2009). Nativos Digitales. Dieta cognitiva, inteligencia colectiva y arquitecturas de participación. Madrid: Santillana
Bolter.J.D. (2006) Ficción interactiva. En: Vilariño, Mª.T. y abuín, A. (comp.). Teoría del hipertexto. La literatura en la era electrónica. Madrid: Editorial Arco Libro.
Schaeffer,Jean-Marie (2002). ¿Por qué la ficción?. Madrid: Ediciones Lengua de Trapo
Kristeva, Julia. El texto de la novela. Barcelona: Editorial Lumen, 1974
Bolter, JD (1998). Ekphrasis, realidad virtual y el futuro de la escritura. En: Nunberg, Geoffrey. El futuro del libr. ¿Esto matará eso?. Barcelona: Gedisa
Kosmopolis. La fiesta de la literatura amplificada. http://www.cccb.org/kosmopolis/es/ Rodríguez, Jaime Alejandro. Obras digitales mencionadas: Gabriella infinita (2000) http://www.javeriana.edu.co/gabriella_infinita/. Golpe de gracia (2006) http://collection.eliterature.org/2/works/rodriguez_golpe_de_gracia/index.html. Narratopedia (2010) http://narratopedia.net. Atrapados (2014) http://atrapados.co
del texto
Carrión, Jorge (2010). Los muertos. Barcelona: Random House Mondadori Mora, Vicente Luis (2010). Alba Cromm. Barcelona: Seix Barral
Ferre, Juan Francisco (2009). Providence. Barcelona: editorial Anagrama
Barth. John (1967). La literatura del agotamiento. En: The Atlantic Monthly, vol. 220, núm. 2, Agosto de 1967.
Gutierrez, Alfonso (2003). Alfabetización digital. Algo más que botones y teclas. Barcelona:Gedisa
Elwell, J Sage (2014) The transmediated self: Life between the digital and the analog. Convergence 2014 20: 233 originally published online 12 September 2013. http://con.sagepub.com/content/20/2/233
Amador. Juan Carlos. Aprendizaje transmedia en la era de la convergencia cultural interactiva. En: Revista educación y ciudad no. 25. Julio-Diciembre de 2013.
Medina. Manuel (2007). Prólogo. En: Lévy, Pierre. Cibercultura. La cultura de la sociedad digital. Barcelona: Anthropos